Por: Juan Manuel Hermosillo
Analista
Para antes, sugiero mis estimados lectores, acompañemos la lectura de esta columna, con un caballito de tequila blanco, reposado o añejo.
¿Listos?
El tequila es el más mexicano de los licores y es una mezcla cultural.
Veamos:
En la descripción de la Nueva Galicia (hoy Jalisco), que realizó Domingo Lázaro de Arregui, en 1621, narra cómo los corazones del maguey asados, eran exprimidos “para sacarles un mosto pasado por la alquitara (un tipo de alambique rudimentario de origen árabe), obteniéndose un vino más claro que el agua, pero fuerte como el aguardiente”.
Ya mucho antes, en la época prehispánica, beber el fruto fermentado del agave significaba una conexión inmediata con los dioses, especialmente con Mayahuel, diosa del agave o mezcal.
Sobre el origen preciso del tequila hay historiadores que lo sitúan en El Arenal, otros en Amatitán. Lo cierto es que fue en el poblado de Tequila donde se intensificó el establecimiento de destilerías y desde allí se propagó la comercialización de la bebida llamada vino mezcal o mezcal tequila, en referencia a la población donde se fabricaba.
La palabra «tequila» se remite a la piedra que es abundante en dicha región, la obsidiana, y que se tallaba para manufacturar herramientas de corte y diversos objetos utilitarios. Estos cristales volcánicos se conocían en aquellos tiempos como «tecatlis» y al artesano que la trabajaba se le llamaba «tecuilo». Así por costumbre al lugar se le comenzó a llamar «Tecuila» y posteriormente Tequila.
Vayamos al presente:
De todas las ramas de producción que existen en Jalisco, la tequilera se consolidó como una de las más fuertes en el mercado nacional e internacional.
Es casi la única que atravesó los peores momentos de la pandemia sin tantos problemas. Muy pocas fábricas cerraron sus puertas y la mayoría continuó trabajando e incluso, mantuvo su planta laboral.
Si bien tuvo la ventaja de que las autoridades federales, calificaron esta industria como una cadena productiva indispensable lo que ayudó a mantenerse en activo, aunque no consideraron la fabricación de botellas, tapas o etiquetas como eslabones primordiales de dicha cadena de producción, pero aún con estas dificultades, los empresarios tequileros pudieron enfrentar la crisis pandémica gracias al ingenio y decisión, muchos, atinadamente pusieron sus ojos en el mercado digital, comprobando que era el aliciente y el impulso que necesitaban.
Según datos del Consejo Regulador del Tequila, al cierre del año pasado hubo un incremento de 41.2 por ciento con respecto al 2020 con más de 487 millones de litros producidos, de los cuales 310 millones fueron para la exportación, que representa 117.6 por ciento de crecimiento, pero lo mejor es que de todo este tequila se va envasado de origen el 70 por ciento, que fortalece lo que mucho han peleado en esta industria: que se respete su denominación de origen.
Se acerca el Día Nacional del Tequila, el 19 de marzo próximo (se conmemora el tercer sábado de marzo), gran oportunidad para seguir apoyando esta noble industria.
A los que tenemos nuestras raíces en la región productora de esta mítica bebida, nos enorgullece su gran éxito y consolidación, pero tuvieron que pasar muchos años, siglos para que el tequila se encuentre en la situación privilegiada que hoy disfruta.
Era la bebida corriente, la de la clase baja de la sociedad, en la década de los ochentas, cuando se venció el prejuicio de que las mujeres no podían entrar a las cantinas, junto con ello inició un cambio también de paradigma sobre el tequila, a ellas también les gustó y aguantaban sus vapores.
No ha pasado mucho tiempo y hoy es una de las bebidas que a nivel mundial es sinónimo de calidad y mexicanidad, en Estados Unidos existen marcas que se adquieren por arriba de los100 dólares y es una industria que pareciera no tener un tope en su crecimiento, el mercado chino y el de la India son la meta a conquistar.
A nuestros amigos que están en la industria, los empresarios y sus familias, los jornaleros que preparan la tierra, los ya famosos jimadores, los ingenieros agrónomos; los horneros de carga, tan importantes en la elaboración del tequila, pasando por el ingeniero químico, los toneleros, los de marketing, hasta el Maestro Tequilero, un gran reconocimiento por el fuerte ímpetu que les caracteriza para lograr sus objetivos, a pesar de las adversidades.
Sigan custodiando con orgullo, nuestra bebida emblemática.
Mientras se llega la fecha del Día Nacional del Tequila, esperamos con caballito en mano y un tequila blanco en su interior; los «pudientes» lo acompañarán con limón y sal, nosotros así derecho y con buenas amistades.
¡Salud y felicidades!
Siempre poder deleitarte con una magnífica lectura y que
la misma te envuelva letra por letra e inclusive poder percibir prácticamente el sabor de la lectura es genial